jueves, 14 de septiembre de 2017

CREPÚSCULO

Me pregunté si me quedaba

algo más por hacer: palpar,

coser, dejarme ir

hacia la luz

por la calle que llevaba hasta el colegio,

y si no bastaba con rodar

hasta que la luz misma pusiera

fin a mi desubicada

memoria,

por un día no fiel

a circunstancias del pasado,

sino al círculo mismo

que sobrevuela el ojo corroído

por la pantalla dorada

de lo que antiguamente llamábamos crepúsculo,

ahora ya una imagen

incomprensible para el ojo

que, sin embargo, persigue

el señuelo de aquello

que una vez aprendió,

un saber que ahora espera

nacer de nuevo despojado

de aliento, y mientras tanto

la noche despedaza

la lengua que, sin saber,

se acomoda debajo de la lengua.

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